Si bien el origen exacto de los sofás chester se pierde en las nieblas del tiempo, no hay duda de que este icono del diseño ha evolucionado a lo largo de los siglos y ha tenido muchas reencarnaciones. Algunos dicen que el nombre proviene del cuarto conde de Chesterfield, que fue honrado con el regalo de un sofá chesterfield a mediados del siglo XVIII, mientras que otros dicen que fue un término general adoptado en Canadá y América a principios de siglo para describir todos los sofás.
Aunque no existe una definición oficial de lo que constituye un chesterfield, generalmente se acepta que se trata de un sofá de botones profundos con brazos y respaldo de la misma altura. Tradicionalmente hechos de cuero, hoy en día los chesterfields se pueden encontrar en una gran variedad de telas, incluyendo terciopelo, tweed y lino, con muchos colores y diseños entre los que elegir. En este artículo te contamos los usos que le puedes dar a los sofás chester y la mejor manera de combinarlos para que encajen en cualquier ambiente
Cómo combinar los sofás chester con el resto de la decoración de tu hogar
Replica y destaca los botones
Cree una sensación de continuidad sin fisuras introduciendo también otros muebles abotonados en la habitación. Una otomana, una banqueta o un taburete funcionan bien pero, si su la estancia es de planta abierta, tapizar las sillas del comedor con botones es un auténtico golpe de efecto.
Escoge un chester en esquina
Una versión moderna de los sofás chester es la modalidad en esquina, que permite aprovechar al máximo cada centímetro de espacio y crear rincones realmente auténticos. Consigue que encaje con el resto de la decoración haciendo eco de sus curvas en otros muebles, como una mesa de centro redonda o sillas curvilíneas, y deja que sea la tela del chester la que determine el estilo del el resto de la habitación.
Apuesta por lo clásico
Lo bueno de los clásicos es que nunca pasan de moda, y por eso son una solución atemporal que funciona en cualquier tipo de estancia. El estilo de club de caballeros con el tradicional sofá chesterfield de cuero marrón es una apuesta ganadora con la que es difícil equivocarse. Cíñete a los colores otoñales, tales como marrones, cremas y verdes. Puedes añadir algunos toques rústicos -tal vez un espejo de cuernos o una lámpara de araña-, una alfombra de piel de oveja o lanas de lana, y agregar un par de sillones clásicos en tela de tartán para rematar esta apariencia atemporal.
Considera el estilo industrial vintage
Un chesterfield de cuero deteriorado es una gran elección para conseguir una sensación de loft industrial. Funciona bien en espacios abiertos ya que se ve muy bien desde todos los ángulos. Los chesterfields de segunda mano de cuero se adaptan particularmente bien a esta opción en tonos apagados y desgastados de verde, azul o marrón. Si además lo acompañas de por tablas desnudas o pintadas en el suelo y un agradable y destartalado cofre o maleta como mesa de centro, triunfarás.
Atrévete con el ladrillo visto
Los sofás chester quedan increíbles contra una pared de ladrillo visto, pero tendrás que suavizar la sensación de dureza con otros elementos. Añade muchos accesorios acogedores, como cojines y una alfombra grande, y asegúrate de que algunos de tus colores sean cálidos para darle alegría al arreglo.
Prueba el estilo simétrico
Lo único que puede conseguir darle personalidad a una estancia mejor que un chester son dos. Colocar dos sofás chester idénticos uno frente al otro es una opción que nunca falla. Hay quien puede considerarlo demasiado formal, especialmente si la simetría continúa en las lámparas, jarrones y taburetes y demás decoración-, pero es una solución muy estética perfecta para diseñar una habitación que sea propicia para charlar en lugar de ver la televisión.
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